Durante 40 años, desde el surgimiento del término
codependencia se han realizado diversos estudios acerca de lo que es y como
afecta al individuo en su vida social, laboral y autoestima, sin embargo, el
acceso a la información es limitado, a pesar de todos los esfuerzos que se han
hecho. El reconocimiento del problema es el primer paso para la recuperación,
para ello es necesario saber acerca de ella y cuales son sus síntomas, en
México la gran mayoría de las personas viven con ella sin darse cuenta.
El término codependencia es un constructo teórico que
se refiere a las personas que conviven con un adicto y que establecen una
relación interpersonal con éste; estos pueden ser la pareja, la madre, el
padre, los hijos, los hermanos y los familiares. La actitud codependiente es
fundamentalmente entender y comprender, durante un largo período de tiempo, el
cambio de carácter y humor del adicto y, a su vez, realizar intentos de ayuda
al dependiente de sustancias (drogas, alcohol, entre otras), sacrificándose el
mismo (Freixa, 2000; Millar, 1997).
El codependiente trata de controlar al afectado,
tratando de percibir la problemática emocional del adicto en cierta medida como
suya, y pretende asumir parte de las supuestas responsabilidades del adicto,
sin comprender que no son suyas (Novales, 2003). Carrut (1989) agrega que la
codependencia es una condición primaria que resulta de la debilidad fisiológica
producida por el estrés de vivir en una relación de compromiso con un
alcohólico o drogadicto (Bolaños
M., 2004).
La palabra codependiente surgió del movimiento de
Hijos Adultos de Alcohólicos en la década de los 70. Sin embargo, no es hasta
los últimos años de la década de los 80 y principios de los 90 cuando el
movimiento tomó popularidad, con la publicación de los libros de Pia Mellody
“Facing Codependency”, Melody Beattie “Codependency No More” y Anne Wilson
Schaef “Codependency, Misunderstood, Mistreated”, que se da el “boom” de la
codependencia (Novales, 2003). (Bolaños M., 2004).
Cermak (1986) plantea los siguientes criterios
diagnósticos para la codependencia:
1) continúa inversión de autoestima en la
habilidad para controlarse a sí mismo y a los demás frente a serias
consecuencias adversas.
2) Asumir la responsabilidad para cumplir con las necesidades
de otros, al punto de excluir el conocimiento de sus propias necesidades.
3)
Ansiedad y distorsión de límites alrededor de la intimidad y la separación.
4)
Involucrarse en relaciones con personas que padecen desórdenes de personalidad,
dependiente de sustancias y trastornos de control de impulsos.
5) Muestran al
menos tres de los siguientes síntomas: acude excesivamente a la negación,
incapacidad para expresar sus emociones (con o sin explosiones dramáticas),
depresión, hipervigilancia, compulsiones, ansiedad, abuso de sustancias
(alcohol y drogas), víctima recurrente de abuso físico o sexual, enfermedades
somáticas relacionadas con estrés o ha permanecido en una relación en la cual
ha sido maltratado y abusado constantemente, por lo menos dos años, sin buscar
ayuda externa (Natera
R. G., Infante, S.)
Si
usted cree tener algunos de estos síntomas es el momento de buscar ayuda y
ponerse en manos de un especialista ya que vivir con un adicto puede terminar
con su vida así como él destruye la suya poco a poco. La familia enferma
también de manera que las desiciones se toman en función de evitar que él
adicto consuma; para ello se utilizan peleas, enfermedades, chantajes y todo
tipo de atenciones e incluso prohibirle estudiar, trabajar y salir.
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